Encrucijada de palabras

"Soy un individuo de una especie animal elevado por mis semejantes a la dignidad de ser humano". No sé de quien es la frase pero sí que es realista, por eso espero que a través de este espacio logre alcanzar algo de ese ser humano del que habla. Dicen que este nuevo medio de comunicación es aislacionista, que no fomenta el calor que te brinda una amistad, pero cuando quieres hablarle al mundo y no importa quién pueda escuchar, no importa que forma utilices, lo importante es conseguirlo.

29 agosto, 2007

Me voy a Argentina

Lamentablemente, para vosotros porque yo estoy más feliz que unas castañuelas, mañana salgo de viaje, eso sí, de trabajo ¿A dónde me voy? Pues a Argentina, che. Espero poder escribir, si no es todos los días, al menos una vez cada dos día, para que os mantengáis informados de mi periplo por el cono Sur. La verdad es que estoy muy ilusionada, desde que llegue a Venezuela hace tres años siempre soñé con visitar algún otro país sudamericano, pero la pela es la pela, y no había real para mis sueños viajeros. Aunque no me puedo quejar, muchos venezolanos que conozco dicen que conozco más su país que ellos, al menos los lugares más inaccesibles, como buena cuenta de ello da esta bitácora personal. Pero lo mejor de todo es que, como os dije, el viaje es de trabajo, así que, exceptuando mis caprichos personales como algún recuerdito, no me voy a gastar ni un duro en aviones, hoteles y demás. Bueno chicos, os dejo que tengo que ir a hacer la maleta. En cuanto pueda os cuento alguna novedad desde tierras argentinas.

De Caracas a la Colonia Tovar

Es viernes 24 de junio de 2005 y este es el penúltimo día que mi familia pasa en la Gran Caracas. Es el día que en Venezuela se conmemora la Batalla de Carabobo, por lo que es un día de fiesta nacional. Decidimos entonces que Yelitza, Adriana, Emerson, Víctor, mis padres, mi hermana y yo nos vamos a ir a visitar la Colonia Tovar, por cierto en casi un año que llevaba acá nunca me llevaron, así que tuve que esperar a conocer la Colonia junto a mis padres. En la mañana quedamos en el hotel de mis padres y Yelitza, que raro, no aparece, por fin nos dice que vayamos subiendo que ella se reunirá con nosotros más tarde.

Esta foto es en un local de pastelitos y empanadas donde nos paramos a desayunar en la vía hacía El Junquito, mis familia se fue de Venezuela diciendo que lo único que hacíamos aquí era comer, jejejejeje. En al foto no se nota, pero hacía un viento arrechísimo.

La Colonia Tovar, fundada en 1.843, es, como su propio nombre indica, una colonia alemana que ha mantenido desde su creación las costumbres y la cultura propia de este pueblo, de hecho muchos de sus habitantes conservar los rasgos propios de los germanos. Esta es una de las primeras curiosidades que encontramos nada más llegar pegada en una de sus puertas: "El acta de matrimonio está al frente, en el negocio de artesanía".

Acá en uno de los comercios de La Colonia, en ella se respetan las típicas construcciones alemanas, así que parece que, por arte de magia, estás en Europa, en un pueblito entre las montañas alemanas. Además, como está a una altura bastante elevada hace frío por lo que el clima también ayuda a crear esa ilusión. Si no que se lo digan a mis padres que no me acorde de avisarles y el bueno de Felipe se tuvo que comprar hasta un chubasquero por el chaparrón que nos recibió al llegar.

En primer término las cabecitas de los tórtolos Adriana y Emerson, al fondo una calle de la Colonia Tovar. ¿A qué tenía razón?,¿ a qué parece un pueblito germano?

Un cartel indicador de los restaurantes, hoteles y hasta de la medicatura que hay en la Colonia. Todo él, por supuesto, de lo más alemán. Nosotros, claro está, comimos salchichas alemanas. Allá también son muy famosas las fresas y los melocotones con nata, buenísimos. Otro atractivo turístico son los paseos a caballo.

Esta es la Iglesia de la Colonia Tovar, más germánica imposible, para hacernos la fotos nos tuvimos que mojar un poco porque la lluvia insistía en persistir.

Jajajajajajajaja, Víctor devorado por su chubasquero.

Y Yelitza llegó, acá está con mi madre en un local donde nos tomamos un chocolate bien caliente para entrar en calor. La verdad es que ese día la pasado demasiado bien, nos reímos mucho.

Este es El Junquito, en la vía hacia Caracas y donde paramos a dar una vuelta, aquí también probamos las especialidades locales. La verdad es que van a tener razón, ese día fue de lo más gastronómico.

Este es el cebo que ponen los comercios para que la gente entre en su local a comerse una rica parrilla. La verdad a mí lo que me producía era un poco de aprensión tanta carne, vísceras y demás allá puesto, como que no me convencía.

Acá estamos esperando la parrilla, pedimos una para todos porque la verdad, hambre, lo que se dice hambre, no teníamos, pero no se podían ir sin probar la especialidad de El Junquito. Esa noche, junto a mi familia y a Víctor, fuimos a casa de Yelitza, donde pasamos una velada divertidísima junto a la familia Aliotty, quienes incluso, tan bellos ellos, regalaron a mis padres un cuadro arrechísimo del gran Ricardo Aliotty, uno de su serie asetoriales creo recordar.

Es sábado 25 y la visita llega a su final, esa tarde mi familia bajará al aeropuerto para volver a España. Como entenderéis ese día estaba un poco mustia. Acá está mi madre junto a la Vírgen que hay en el Obelisco de la Plaza Altamira, muy cerquita de su hotel.

Otra perspectiva de la Plaza Altamira y la última foto de mi padre en Caracas.

¿Recordáis el tiroteo que hubo una de las primeras noches de mis padres en Caracas? Pues he acá los vestigios que quedaron del mismo en una de las señales de tránsito que había en la calle. Y con este última foto, termina este relato gráfico de la visita de los Cavada a Caracas, una semana en que la pasamos demasiado rico y donde pudieron compartir con todos mis grandes amigos venezolanos que me cuidan como a una hermana. Claro, también conocieron a Víctor que seguro que les procuraba mayor curiosidad, jejejejeje.


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