Punta Arenas y el Estrecho de Magallanes

Era nuestro último día en la Patagonia, y prácticamente el último de mis días en Chile. Nos despertamos bien prontito, desayunamos y agarramos el autobús que en 5 horas nos llevaría a Punta Arenas. Allí pasamos unas horitas, conociendo la ciudad, observando tranquilamente el Estrecho de Magallanes, y visitando su cementerio (si, un poco tétricas, la verdad, pero es fabuloso, hasta sale en las guías turísticas. Se conoce mucho de la historia de la ciudad a través de sus muertos). Al menos nos dio tiempo a conocer algo de este histórico lugar antes de tomar la camioneta que nos dejaría en el aeropuerto, para regresarnos a Santiago. Eso si, antes tuvimos que esperar un rato porque el vuelo salió con retraso, menos mal que, como os comenté, nuestros nuevos amigos portorriqueños nos llevaron a casa en su carro. Lo bueno es que en el avión pudimos ver lugares asombrosos que no se ven desde tierra, las cimas nevadas de las montañas envueltas en nubes, el Perito Moreno en toda su magnificencia que se distinguía claramente aún desde esa altura, la puesta de sol,...

El día siguiente lo pase en Santiago, conociendo nuevos lugares y haciendo algunas compras de última hora, regalitos y esas cosas, tú sabes. Y al día siguiente a primera hora de la mañanita salí rumbo a Caracas de nuevo, con el recuerdo aún muy vivo de lo que ví y sentí en tierras chilenas y sintiéndome afortunada de haber conocido, al menos una vez en la vida, las cosas, los lugares y las personas que vi.


Volveré..., porque dice la leyenda que aquel visitante que toque o bese el pie del indio localizado en la parte baja del monumento a Hernando de Magallanes en la Plaza de Armas, volverá a visitar esta ciudad. Esta tradición ha provoca el desgaste de la extremidad de fierro del indio al punto que el pie está casi borrado.


Pope les presenta Punta Arenas y el famoso Estrecho de Magallanes, mira que llegamos lejos nosotras dos, ¿eh?


Hasta los cementerios tienen sus curiosidades.


Realmente el cementerio es muy agradable, a pesar de ser un lugar de dolor, pero había pasillos como éste. Me parece una buena idea, parece un jardín.


Los mausoleos eran impresionantes y muchos de finales del siglo XVIII y principios del XIX de inmigrantes del Norte de Europa.


Tumba al indio desconocido en el cementerio de Punta Arenas. Hay una placa con la siguiente inscripción: "El indio desconocido llego desde las brumas de la duda histórica y geográfica yace aquí cobijado en el patrio amor de la chilenidad. Eternemente".


Aunque sólo fuera por estos momentos me encanta viajar en avión.


Al menos la Patagonia chilena tuvo la deferencia de regalarnos unos últimos bellos instantes para que nuestros ojos los grabaran en la memoria.


La nieve y las nubes fusionadas, espectacular.



Adiós Perito Moreno, gusto en conocerte.