Encrucijada de palabras

"Soy un individuo de una especie animal elevado por mis semejantes a la dignidad de ser humano". No sé de quien es la frase pero sí que es realista, por eso espero que a través de este espacio logre alcanzar algo de ese ser humano del que habla. Dicen que este nuevo medio de comunicación es aislacionista, que no fomenta el calor que te brinda una amistad, pero cuando quieres hablarle al mundo y no importa quién pueda escuchar, no importa que forma utilices, lo importante es conseguirlo.

28 junio, 2006

Se cruzó un escapista en mi camino

El otro día volvía a mi casa del trabajo, como buena asalariada caminando y toda ladillada y arrecha, por cierto, cuando de repente, en Chacaito voy y me topo de frente con un espectáculo de escapismo, ¿qué tal? Esas son las cosas que me gustan de Caracas, su ambiente cultural, y es que resulta que se está celebrando el II Festival Internacional de Magia.

El espectáculo que me encontró era de nos mejicanos. Al principio el mago-escapista se colgaba boca a bajo a unos 10 metros del suelo, con una elegante camisa de fuerza cubriéndole. Todos pudimos comprobar como en 1 minuto, 29 segundos lograba zafarse de su apretada prenda y salir airoso de la hazaña.

Pero el espectáculo, evidentemente no sólo consistía en eso, había un plato fuerte. El segundo desafío era colgarse de 25 metros de altura, ahora ya a 25 metros, dentro de una caja sellada con clavos. Y para darle más emoción al asunto la caja en la que estaba nuestro singular escapista tenía un dispositivo para que, pasados 1 minuto, 20 segundos, se precipitase al suelo.

Pues bien, todos con los ojos mirando, cual hipnotizados, a la dichosa caja y con la tensión correspondiente, viendo pasar los segundos y nos ver salir a nadie. El tiempo pasaba, la expectativa aumentaba y llegábamos al 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3,2, 1, CEROOOOOO!!! Y la caja efectivamente se cayó al suelo, pero... dentro no estaba ni el tato. El presentador, un muchacho de lo más cómico, por cierto, dijo: "Miren, miren allá arriba" Y es que el tipo, en plan David Copperfield, había aparecido en unas escaleras exteriores del edificio de en frente, y eso que, teóricamente y aunque no muy bien, todos le habíamos visto meterse en la caja.

Para mi, el que tenía más mérito era el presentador, el lo vivía, se lo tripeaba, mostraba su gran preocupación porque su pana el mago no realizase el reto, porque además, contaba, era la primera vez que lo realizaba frente a un público. Y todo, ¿por qué? “porque nuestros hermanos venezolanos se lo merecen, porque él lo hace por vosotros.” Vamos, vamos, que ya todos íbamos a sacar el pañuelo al comprender que este mago iba a arriesgar su vida para regalarnos una sonrisa. ¿Qué tal?

Pero lo mejor vino al final. Todo emocionado gritaba: “tóquenle, abrácenle, salúdenle”, y claro cuando la gente, por no dejarle mal, se anima a hacerlo, va y dice "y es que la gente le adora, fíjense, no le dejan ni volver a la tarima, que orgullo, que honor,..." Vamos que es innegable que el tipo se ganó el pan.


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