Cantabria, entre el mar y la montaña

El 16 de enero Fernando, mi hermana Bárbara y yo aprovechamos la tarde para acercarnos hasta Lunada para intentar ver algo de nieve, aunque había poquita algún bolazo nos tiramos. Acá están las fotos de ese día, que terminamos en Liérganes tomándonos un kalimotxo. Bueno realmente lo terminamos en su piso cenando una tortilla de patatas y jugando al Trivial. Fue un día chévere.


Jodiendo a Fer mientras jugaba a la play, por supuesto a un juego de la liga ACB de baloncesto. En fin, Serafín.


Las lindas vistas que hay desde el piso de mi Bárbara y Fernando en Sarón.


Una panorámica hecha de camino a Lunada por la parte de Selaya.


Y es que nadie puede negar que la tierruca es una bellaza natural.


Verde que te quiero verde, así son los valles de Cantabria. Esta foto esta hecha por la zona de Selaya.


Estos perritos estaban allí cuidando una casa, los pobres nada más vernos se pusieron a ladrar y se hicieron amiguitos míos. No deben ver mucha gente por esos lares.


Una cabañita, que reparada sería de pinga para ir un fin de semana de invierno y disfrutar de la nieve y el frío.


Bárbara, ni que estuvieses en el Everest, jajajaja.


¿De quién será este pie?


Lunada.


Al menos pisé la nieve, menos da una piedra.


Agüita, agüita, agua que viene... directamente de las montañas cántabras. Epale! esa vena de nacionalismo que me salió, jejejeje.


Pendiente, ¿a qué provoca tirarse rodando?


Me encanta esta foto, el tronco, el verde, la nieve escondida dentro, el fondo. No sé, me gusta todo de ella.


Detalles son las cosas que casi siempre nos pasan desapercibidas.


Porque hacía frío y éstos no estaban por la labor que si no me adentraba al bosquecillo, me quede con las ganas, igual que me quede con las ganas de nieve, pero el año que viene me desquito de todo.


Y es que ya cuanto más subíamos el frío se iba notando. Bueno, más que frío viento, porque la verdad este diciembre ha sido más bien caluroso y todo.


Lo mejor que tiene Cantabria, sus grandes montes y montañas, que aún conservan de la misma imagen que antaño.


Es que los merachos son lo máximo, se lo montan de vicio. Mira el dueño de esta cabañuca que saco al porche el sillón del abuelo y la nevera. Eso es vida, admiras el paisaje mientras estás bien cómodo y con una cerveza bien fría cerca. ¿Que más se le puede pedir?


Yo brincando por el momento y estos dos a lo suyo. Y que tenían frío. Carajo, yo soy la caribeña ahora.


Riachuelo al inicio del puerto de Lunada


Yo como la Montiel, fumando espero... No, la camiseta no es un mensaje subliminal, no espero a Don Ramón, no me fastidiéis.


Esa linda parejita.


Fernando estás acabado, como Lenin, jajajaja.


Esto es to, esto es to, es toooooooooooooooooooooooooooooooooooodo amigos.