Síndrome de Casa Compartida

Estoy preocupada, a mis amigas les ha entrado un virus peligroso que les está afectando directamente a sus cerebros. Se extiende rápidamente por el mero contacto y produce una enajenación mental permanente, que se traduce en una perdida de la autonomía y ataca directamente a la soledad. Los efectos secundarios pueden ser: dolores de cabeza, cambios repentinos de humor, manía persecutoria y propensión a huir del ámbito familiar. Este virus se conoce por el nombre de Síndrome de Casa Compartida y es sumamente viral. Yo estoy consciente que mis amigas no tiene remedio, ya no hay cura para ellas, por eso prevengo a toda fémina que pueda estar en su misma situación.

Mujeres del mundo uniros y antes de que el virus llegue a vosotras y decidáis iros a vivir con vuestros novios, maromos o amigos fuertes, pensar detenidamente si vais a poder soportar que la tapa de la taza esté siempre levantada; que perdáis la hegemonía sobre el mando a distancia; que cuando haya un partido, además de no poder ver lo que a vosotras os gustaría, tengáis que soportan que os ignoren; que mientras él se rasca la barriga cervecera tirado en el sofá, vosotras estéis intentando cocinar algo mínimamente comestible en la cocina; que cuando organicéis alguna fiestuki seáis vosotras las que tengáis que marujear limpiando la casa al día siguiente; que cuando hagáis tenido un mal día no os quieran escuchar, mientras que cuando ellos lleguen de mala leche y empiecen a quejarse de que todos los problemas del mundo los tiene ellos, seáis vosotras las que terminéis con dolor de cabeza.

Los resultados de todo esto son obvios: vuestros dolores de cabeza crecen de una forma proporcional a la que disminuyen las caricias, huís de vuestra propia casa porque comenzáis a notar que los espacios son cada vez más reducidos y os le tenéis que encontrar por todas las esquinas; cuando salgáis de casa la cosa no mejora porque en cero con dos pasáis de estar todo simpáticas y de buen humor, a querer matar a quien se os cruce por enfrente. A esto se suma el tener que convertiros en contables, enfermeras, cocineras, administrativas, y demás profesiones para mantener al ceporro que tenéis al lado de buen humor, mientras vosotras echáis humo pensando como coño vais a pagar la hipoteca este mes.

Pero todo en esta vida tiene solución, y el remedio es fácil: Mano dura, no le dejéis pasar ni una: que pongan la lavadora igual que vosotras, que saque la basura, que pasa la aspiradora, que haga la cama, que cocine alguna cosa, ya sean un par de huevos fritos, que limpie el baño (para que aprenda a no dejarlo todo encharcado después de ducharse), que vaya a los recados, que aprenda que es una fregona,... ¡Carajo! Que para algo hemos luchado tanto para la emancipación femenina, no vayamos a echarlo ahora todo por la borda, que nosotras también trabajamos y traemos real a casa. Así que nada chicas, amigas, conocidas, desconocidas, ojo al dato y no les paséis ni una, que luego se acomodan y no vuelven a mover un dedo.

En lo que respecta a mí, acabo de tener una revelación divina, soy el último bastión del hedonismo. ¡Epa¡ mentes sucias, no es lo que estáis pensando. El hedonismo al que me refiero es el de una cama vacía, un sólo cepillo de dientes en el baño, un solo tipo de ropa interior, el dominio sobre la televisión, no dar explicaciones sobre mis manías y rarezas,… vamos, las grandezas de vivir sola, porque si me lo preguntáis, el único beneficio de vivir con ese animal llamado hombre es… disfrutar de la vida pecaminosa con desenfrenoooooooo, por lo menos antes de que empiecen los dolores de cabeza, jajajajaja.