Encrucijada de palabras

"Soy un individuo de una especie animal elevado por mis semejantes a la dignidad de ser humano". No sé de quien es la frase pero sí que es realista, por eso espero que a través de este espacio logre alcanzar algo de ese ser humano del que habla. Dicen que este nuevo medio de comunicación es aislacionista, que no fomenta el calor que te brinda una amistad, pero cuando quieres hablarle al mundo y no importa quién pueda escuchar, no importa que forma utilices, lo importante es conseguirlo.

07 agosto, 2007

Paellada

El sábado 7 de julio, cuando quedaban sólo dos días para volverme a Caracas, mi familia organizó (previa presión psicológica mía) una paellada en casa de mi abuela. Es que todo el mundo decía que mi tío Juan Carlos hacía unas paellas buenísimas y yo todavía no las había probado, así que la Mª José hizo una llamada telefónica a mi tío, compró los mariscos y el sábado voila, estábamos todos poniéndonos las botas. Así que ya sabéis que toca hoy, fotos de la paellita y de la family. Ahí os las dejo.

La paella, ñomi, ñomi. No es que tuviese buena pinta, acá se estaba terminando de cocinar, es que estaba para chuparse los dedos. Jajajajaja, seguro que ya estáis empezando a salivar.

Pitas, pitas, pitas, estás son las gallinitas de mi abuela, ese día, como siempre, nos llevamos el cesto lleno de huevos que habían puesto estas gallinas tan lozanas.

Mi limón, mi limonero,... No me he echó yo, bueno y mi abuela, zumos con los limones de este limonero, y es que de pequeña era el que más me gustaba.

Y de esta huerta, qué os puedo decir yo de esta huerta que con tanta pasión cuidaba mi abuelo, de aquí han salido rumbo a mi casa, y por ende a mi buche, lechugas, coliflores, tomates, pimientos, alubias,... en fin una cantidad de productos cultivados a la vieja usanza y con el ingrediente más importante, el cariño, la dedicación, y la satisfacción de saber que estás alimentando a varias generaciones de tu familia.

Rosa, rosae, una bonita rosa en el huerto de mi abuela. Estaba probando mi nueva cámara, a qué quedo arrechísima. Ya sé, ya sé, es la típica foto que te trae el portarretratos que compraste a tu madre para que pusiese una foto tuya, jajajaja, pero de verdad que la hice yo.

Esta también era probando la cámara nueva, pero me quedo de pinga. Bueno, por lo menos a mí me gusta. Debe ser porque el verde siempre me ha gustado, me recuerda a la tierruca en todo su esplendor, jajajaja.

Atención al careto de Mar que no tiene precio, jajajajaja.

En ésta Juan Carlos, el autor de la paella, el único hombre entre tanta mujer, está como echando una cabezadita, eso es culpa de la sangría que preparó mi abuela, jijijiji.
Acá están las matriarcas de la familia, a cada cual más peligrosa, jejejeje, y las cinco alegrías que siempre tuvo mi abuelo, que siempre estuvo muy bien cuidado entre tanta mujer.

Josi, mi abuela, que la pobre se está quedando un poquillo sordilla de una oreja y de vez en cuento hay que pegarle unos gritos para que se entere de las cosas, pero bueno, son cosas de la edad, ya nos gustaría a muchos ser octogenarios y estar tan divinos de la muerte.

César, el pequeño de la familia. Os voy a contar una cosilla que me tiene a mi muy mosqueada. Somos seis primos y todos, sí, todos, tienen los ojos azules, menos yo, que los tengo de color miel, entre verdosos y marrones. Conclusión, creo que me recogieron de un carromato, jajajajajaja.

Borja, el pequeño de su casa, como yo, pero no de la familia. Ahí donde le ven muchas veces es el más sensato de todos.

Saúl, hermano mayor de César y todo un cerebrito. Le encantan los dinosaurios y sabe de ellos más que cualquiera de la familia, de mayor quiere ser paleontólogo.

Esta foto es para el recuerdo porque mi familia, pero sobre todo Mar, están decididos a quitar la palmerita, ya sea prendiéndola fuego. Por favor, si os decidís, mandarme fotos del día que se os ocurra talarla.


Esa un momento de la sobremesa porque ya hay caras de siesta.
Como os dije antes, los huevos de las pobres gallinas acaban en el cesto.

César como que estaba enfadado, creo que porque le di un beso de vaca, jejejejeje.

Las flores de la huerta desde la ventana del comedor, al fondo, las rejillas del gallinero.

Iñigo, el mayor de los primos, exceptuando a mi hermana y a mí, claro. Como todos los primos, es un mozo de muy buen ver, aunque la verdad en está foto tiene un careto de aventado, jajajaja.


Bueno cerremos con una foto coral. De aquí me fui a comprar el regalito para Víctor, después me encontré con Cuevas y Paco en el Bar y Vienes (Dios mío, fue como un flash back recordando viejos y buenos momentos). Después llegaron mi hermana y Fer y de allá nos fuimos de fiesta a Laredo, pero desgraciadamente de eso no hay fotos y eso que nos reímos todo lo que quisimos y más.


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