Encrucijada de palabras

"Soy un individuo de una especie animal elevado por mis semejantes a la dignidad de ser humano". No sé de quien es la frase pero sí que es realista, por eso espero que a través de este espacio logre alcanzar algo de ese ser humano del que habla. Dicen que este nuevo medio de comunicación es aislacionista, que no fomenta el calor que te brinda una amistad, pero cuando quieres hablarle al mundo y no importa quién pueda escuchar, no importa que forma utilices, lo importante es conseguirlo.

22 agosto, 2006

Además de cornuda, apaleada

Que te roben o pierdas la cartera además de sentarte como una patada en el culo, es una peregrinación de trámites para cancelar tarjetas, sacar nuevos documentos (DNI, carné de conducir, tarjeta de la seguridad social,...). En fin, que más que el dinero que puedas tener (normalmente siempre andamos pelando bola) es el fastidio de ir de acá para allá a conseguir otra vez todos esos trozos de plástico que manejan nuestras vidas desde su silenciosa existencia.

Además, para no tener que pagar por sacar unos nuevos tienes que realizar la pertinente denuncia en la comisaría, perdiendo horas innecesarias en toda esta cantidad de procesos administrativos de los que sólo somos conscientes cuando nos toca realizarlos. Pues bien, a mi eso ya me pasó una vez, aunque fue mucho peor porque después de todas esas vicisitudes, después de hacerme la idea de que no volvería a recuperar todos esos papeles inservibles que uno va acumulando con cariño, después de tres meses de extravió, me entero de que una "supuesta amiga" había sido la ladrona, la cual con nocturnidad y alevosía me la hurtó durante una cena en su casa, !qué ovarios!. No la había perdido cuando bajamos a buscar a mi hermana al metro, ni cuando paramos a comprar cigarrillos, aquélla hija de su buena madre me la había sacado del bolso. Y ahora me encontraba con dos DNI, dos tarjetas de la seguridad social, dos tarjetas de crédito (una cancelada, por supuesto), y una arrechera de madre y muy señor mío, asombrándome cada día más de la capacidad de hijoputez que corre por las venas de algunos personajillos.

Estaréis de acuerdo conmigo en que esto ya es una putada por si sola, pero es que tres años vuelvo a extraviar (o me vuelven a robar) la cartera. Está vez no fue nadie conocido pero para darle emoción al asunto me pasa en el país donde ahora vivo. Resultado, mis trámites se duplican, ahora no sólo implican a las autoridades españolas (vía consulado, mucho más coñazo aún), sino también a las venezolanas (aunque esto es más fácil porque aquí las cédulas -documentos de identidad- las hacen como rosquillas y sin ningún costo adicional por haber sido una pajua a quien le roban su documentación-. De hecho, conozco gente que tiene hasta 6 cedulas, y cada una con una fecha de nacimiento, todas por debajo de la realidad, por supuesto). Lo que no me va a quitar nadie es hacer una cola arrecha para conseguir una cedula nueva porque aquí las regalan, pero eso sí te tienes que tragar unas colas kilométricas.

Así que bueno, ya os contaré cómo va la cosa, espero solucionar las cosas rápidamente, por lo pronto me prepararé para ir mañana a por mi DNI venezolano: ropa cómoda, un libro, agua, un sandwichito y una silla plegable no, porque no la tengo. Lo cojonudo es que con lo que me llevo parece que estoy hablando de ir a la playa, cuando la realidad es que a pesar de vivir en un país caribeño hace años luz que no me pongo debajo de una palmera a tomar el sol, llenarme de arena y bañarme en el mar . Como diría la sabiduría popular: "Además de cornuda, apaleada"


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