Nubarrones negros

Desgraciadamente esta situación es difícil de controlar, tú te puedes acostar con todo el ímpetu del mundo y a la mañana siguiente despertar desinflada. Y parece cosas de duendes, pero por mucho que intentes subirte la autoestima y poner todo de tu parte para mejorar las horas que te quedan por delante, eso parece imposible y a cada paso das un tropiezo y con cada tropiezo te cuesta más levantarte. Lo mismo pasa con los pensamientos, si tu piensas en algo negativamente, puede ser lo más maravilloso del mundo y muy satisfactorio para ti, pero hasta que no logres quitar esa nube negra de tu cabeza no lo podrás disfrutar en toda su plenitud.
Os preguntaréis por qué escribo esto, la verdad es que creo que me estoy exorcizando porque yo soy un poco como he descrito más arriba: rodeada de nubarrones negros auto impuestos. Lo que quiero decir es que la vida, lo qué nos ocurre, también es cuestión de actitud. Lo importante no es ser bello, sino sentirse bello, eso es lo que vas a irradiar a los demás. Tú decides cómo quieres que te vean: como una brillante estrella o como un oscuro agujero negro. Te puedes despertar gris y saber que tu día será también gris, pero también puedes acostarte por la noche convenciéndote de que mañana será un día espectacular porque tú te sientes espectacular.