Coro, colonia y médanos
Haciendo caso a Sergio voy ir poniendo los viajes que hice al interior de Venezuela durante estos tres años para ir conociendo el país, aunque la verdad he puesto ya casi todas las fotos. Así todo hoy voy a contaros el viaje que hice a Coro y después a Mérida, el primero de una larga lista de escapadas que hice con Pope, otra españoleta en Venezuela. Le hicimos en septiembre de 2005, cuando no tenía este blog, por eso aprovechó ahorita para enseñarnos una de las zonas más bonitas este país, por un lado los médanos (dunas) de Coro, un paisaje desértico de muchos kilómetros. Por otro lado, Mérida, la zona andina con mucho frío y una persistente niebla.
Estas primeras fotos son de Coro, declarada Patrimonio de la Natural y Cultural por la UNESCO en 1993, entre otras cosas por su casco histórico colonial que ha persistido al paso del tiempo, trasladándonos a su época de esplendor.
Tristemente, cuando yo fui, las casa y e caso histórico estaban un poco descuidado, de hecho, las fachadas de las casa siguen inalteradas, con su velo de antaño, pero no así el interior, en muchas de ellas vacío. Me dijeron que eso se debe a que muchas son de propiedad privada y se llevaron los muebles. Creo que para que la ilusión colonial sea completa las casas deberían ser tratadas casi como museos, tanto en su exterior como en su interior, donde se deben conservar los muebles y utensilios de la época. Esto lo digo porque las mayoría de las casa están desahitadas y además pretenden cobrarte por entrar a verlas, cuando por dentro están desiertas. Eso me pasó con una de esas casa, donde no había nada en el interior pero como tenía un túnel, al que no podías bajar, sólo podías ver el hueco en el suelo, que lo comunicaba con la Iglesia para poder resguardar las cosas de valor, de ahí que se llamase la Casa del Tesoro, ya tenías que pagar para entrar, evidentemente, la decepción era mayúscula. Claro está que hay que decir que entre en otra casa perfectamente amueblada al estilo de la época, pero en esa, como estaba arrecha de la visita anterior (y me enteré que era de los mismos dueños) no pagué. Otro lugar imprescindible en Coro son sus médanos, una kilométrica extensión de dunas que lleva varias horas recorrer de punta a punta (yo no lo hice) y que son ideales para correr, saltar, revolcarse, lanzarse médanos abajo,...
Una de las dunas vista desde arriba, mis piernas, otra forma de decir: "Yo estuve allí"
Una escena típica en las calles de Coro a media tarde, cuando el calor se hace insoportable y hay que resguardarse a la sombra y comer un raspadito (hielo con sabor a frutas).