Encrucijada de palabras

"Soy un individuo de una especie animal elevado por mis semejantes a la dignidad de ser humano". No sé de quien es la frase pero sí que es realista, por eso espero que a través de este espacio logre alcanzar algo de ese ser humano del que habla. Dicen que este nuevo medio de comunicación es aislacionista, que no fomenta el calor que te brinda una amistad, pero cuando quieres hablarle al mundo y no importa quién pueda escuchar, no importa que forma utilices, lo importante es conseguirlo.

25 septiembre, 2006

Yo a ti te conozco, tú eres Alfredo

Es sábado, hace buen tiempo, y estás ladillado de estar en casa (tienes el brazo entablillado y llevas varios días de arresto médico), así que decides salir a la calle a ver si te compras algunos cd´s quemaos (piratas). Te das una vuelta por Sabana Grande, ojeas algunos puestos, escarbas entre montones de cd´s enfilados uno detrás del otro, preguntas al dueño, y por fin te decides por llevarte un popurri de música, juegos de ordenador, películas y programas de computadora. Orgulloso de tu gran compra a precios populares y feliz porque tus tardes de encierro ya se vislumbran con un mejor color, te diriges con tu bolsita llena de oportunidades de diversión hacia Plaza Venezuela entre maniquís vestidos de lo más fashion, gente pregonando su mercancía, equipos de sonido a todo volumen con lo último del reaggeton y gente corriente ávida de hacer una compra buena, bonita y barata.

De repente, un tipo detiene tu paso y te pregunta: “¿Cómo llego hasta Baruta?” Tú, como buen ciudadano le dices: “Mira, para eso tienes que llegar hasta Chacaíto, que es de donde sales los carritos para Baruta”. Entonces el chamo, se te queda mirando y te dice: “¿Y cómo llego hasta Chacaíto?”. Y tú, siguiendo desplegando ese civismo tan menospreciado en estos tiempos le explicas: “Mira para llegar a Chacaíto tienes que caminar todo el Boulevard de Sabana Grande o agarra el metro?” Y justo ahí, cuando tú crees que la conversación y este ciudadano despistado va a seguir su camino, va y te suelta: “Yo a ti te conozco, tú eres Alfredo”.

Tú, con una cara de incredulidad total y ya pensando que el tipo no está en sus cabales le dices: “Pues no, no soy Alfredo, yo me llamo Juan”. Pero él erre que erre con su tercer grado: “¿Tú vives por aquí?”. Y ahí ya te empiezas a preocupar porque ni muerto le vas a decir al tipo donde vives, y le sales con un: “Hombre, por aquí, por aquí, precisamente no”. Pero no consigues quitártele de encima y sigue insistiendo e incluso aporta más datos sobre tu supuesta identidad: “Yo a ti te conozco, tú eres Alfredo, y vives en Carapita”. Y tú intentando hacer que el colega entienda que nada que ver, que tú vives en la Andrés Bello y que nunca en tu vida has estado en Carapita, pero no hay manera, y él sigue en sus trece: “Sí eres Alfredo y yo sé que tú tienes ahí real y un Digitel último modelo con cámara de fotos”. Y tú ya no sabes qué hacer, sólo quieres que el tipo éste te deje irte a tu casa de una buena vez y le saltas: “No, chamo, na´ que ver, yo acabo de comprar esto a mi hermanito que hoy es su cumpleaños y ya sabes, pa´ que se entretenga el carajito y lo único que tengo son 7.000 bolívares del vuelto. Si lo quieres yo te lo doy. Y mi celular pues mira, es un Movilnet de los más normalito, sin cámara ni ninguna esas cosas modernas, me manda mensajes y de vaina”.

Entonces tú ves que el pana está empezando a entender tu punto y por fin dice: “¿Entonces tú no eres Alfredo?”. Y tú ya desesperado “No, no soy Alfredo, soy Juan”. Y entonces, como perdonándote la vida, (luego te darás cuenta de que no es figurado) te salta está perlita: “No yo no te voy a hacer nada, ni te voy a quitar nada, anda pa´ , tu casa, además tienes el brazo jodido. Pero mira, chamo, menos mal que yo no soy de los que disparo y después pregunto porque si no ya estarías muerto”. Y tú, flipando, le miras le farfullas algo que ni recuerdas y sin prisa pero sin pausa, sales de allí pitando para tu casa y pensando “Mierda, menos mal que era un soleado día de sábado, ahora resulta que me parezco a un balandro de Carapita al que andan buscando para pegarle un tiro, esto es lo que se llama tener un día con suerte”.


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