Encrucijada de palabras

"Soy un individuo de una especie animal elevado por mis semejantes a la dignidad de ser humano". No sé de quien es la frase pero sí que es realista, por eso espero que a través de este espacio logre alcanzar algo de ese ser humano del que habla. Dicen que este nuevo medio de comunicación es aislacionista, que no fomenta el calor que te brinda una amistad, pero cuando quieres hablarle al mundo y no importa quién pueda escuchar, no importa que forma utilices, lo importante es conseguirlo.

02 septiembre, 2007

Descubriendo el centro de Buenos Aires

El primer día de mi estancia en Buenos Aires no fue muy fructífero, turísticamente hablando, ya que nos pasamos haciendo gestiones todo el día y no pudimos disfrutar de la ciudad. Así todo en la noche fuimos a cenar con unos amigos a Palermo-Soho, un de los barrios boarenses más antiguos. Durante la velada degustamos, como no, la famosa carne argentina, nos reímos, descubrimos cosas nuevas sobre esta ciudad maravillosa y conocimos a estas tres personas grandiosas que nos recibieron con los brazos abiertos.

Pero mi curiosidad de viajera empedernida pudo ser recompensada ayer, ya que tuve tiempo de conocer algunos de los lugares más emblemáticos de una ciudad altamente cultural, en todas sus formas, variedades y representaciones, abierta, cosmopolita y hospitalaria, ya que el argentino te recibe con los brazos abiertos, educado, diligente y amable, ayudándote en todo lo que esté a su alcance.

En la mañana, tras hacer diversas tareas de trabajo pude escaparme hasta la Plaza de Mayo, a un par de cuadras del hotel. Allí pude ver la Casa Rosada, un edifico impresionante que, a mi modo de ver, es ópacado por su color rosado característico, que le resta protagonismo al edificio. Al lado está la Casa de la Moneda, también de estilo neoclásico y cuyo edificio es inmenso. El Cabildo, tal y como se conserva desde la época colonial, ahora convertido en museo y la Catedral, antítesis de todas las catedrales que yo haya conocido hasta el momento, ya que en vez del típico templo con planta cruciforme es más bien una réplica de un templo griego o romano que rendía culto a alguno de sus innumerables dioses, de ahí su singularidad y atractivo. Alrededor de todos estos edificios se erige, regia, la Plaza de Mayo, protagonista y testigo de incontables acontecimientos claves en la historia de Argentina.

De allí, caminando por la Avenida de Mayo, donde se encuentra el famoso Café Tortoni, que es además sede de la Escuela Nacional de Tango, llegue hasta la Avenida 9 de julio, como os comenté, la más ancha del mundo. Allí me paré a contemplar el Obelisco, uno de los emblemas de la ciudad, y el Teatro Colón, cuyos camerinos, almacenes, vestuario, etc., que se encuentran en el subsuelo, llegan hasta la mitad de la Avenida 9 de julio. Después, pues ya tenía que ir acercándome al hotel, baje por la Calle Corrientes, muy famosa por sus teatros, no en vano fue rebautizada como la calle de los Teatros. De ahí al hotel, aunque por suerte algo más tarde y por cuestiones de trabajo, tuve la oportunidad de conocer otras calles relevantes de Buenos Aires.

Es así como, por casualidad, caí en la Calle Lavalle y la Calle Florida, ambas peatonales y con un bullicio propio de los bazares árabes. Ambas calles están flanqueadas por comercios de todo tipo, en sus calles los artesanos exponen la labor de sus manos esperando que algún turista o citadino le compre alguna pieza. Magos, ilusionistas, mentalistas, equilibristas, grupos de teatro callejero, bailadores de tango y estatuas vivientes hacen de estas calles sus lugar de trabajo, dotándolas de una singularidad y una vida que atraen irremediablemente a propios y extraños.

Ese día comimos tarde, pero lo hicimos en "Los Inmortales", restaurante de gran historia que data de 1950. En la noche decidimos acercamos hasta la librería Ateneo situada en la Avenida Santa Fe, aunque quedaba un tanto lejos decidimos ir caminando para disfrutar la ciudad y bajar la comida, además el clima era más bien de frío cálido. La Avenida Santa Fe, larguísima, es otra importante zona comercial bonarense con infinidad de tiendas para todos los gustos, colores y bolsillos.

La librería Ateneo es una obra de arte en sí misma porque se asienta en lo que antiguamente fue un teatro, conservando su estructura original. Así en la platea y los palcos están ubicadas estanterías llenas de libros, al igual que en el vestíbulo, donde también se ubican los baños y las cajas. En los palcos laterales, más trabajados y por tanto suponemos que los de las personas más distinguidas de la época, unas butacas invitan a la lectura. Pues en esta magnífica librería puedes ir a leer el libro que te vas a comprar o, simplemente, a leer.

En el lugar más importante del antiguo teatro, el escenario, se ubica un café donde la gente se sienta a leer o a charlar animadamente, mientras se degusta un rico trozo de torta y un café. En fin, como podéis comprobar el día, al final, dio mucho de sí.


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