Conversaciones reales
Esto que cuento a continuación no es producto de una imaginación con tendencia a crear polémica, preferiría que fuese así pero no, esto es una conversación real que escuche mientras estaba cubriendo una reunión entre la Iglesia y dirigentes políticos venezolanos.
En la plática estaban involucrados un hombre joven de unos 28 años y dos mujeres también jóvenes, como de unos 24 ó 25 años. Hablaban sobre la ex novia del chico, que le puso los cuernos y salió embarazada del otro. Ahora vive en otro país y está casada. Todo era normal hasta que para mi sorpresa una de las chicas espetó: "Yo en ese caso si justificó que el hombre pegue a la mujer porque los hombres son coños de madre por naturaleza, pero las mujeres no somos así, no podemos rebajarnos a su nivel. A esa chama habría que hacerle la vida imposible".
Lo preocupante de todo esto es que esta chica está graduada en la universidad, de hecho es periodista. Por tanto, debe ser mínimamente culta, conocer la historia, los procesos sociales, la sociedad patriarcal y todas esas cosas. Sin embargo, y a pesar de que nos encontramos en el siglo XXI, su visión de cómo se debe tratar a una mujer se quedó anclada en los pensamientos del siglo XVIII.
Si una mujer estudiada, con un título universitario (aunque ya sabemos que en estos días esta clase de reconocimientos no son garantía de sapiencia ni de agilidad mental) piensa que el maltrato femenino está justificado en la propia naturaleza humana, cómo podemos esperar que una mujer maltratada, denigrada y anulada pueda tener el coraje y la fuerza necesaria para salirse de ese círculo vicioso que es el maltrato. Más aún si viene de los estratos más pobres de la sociedad, aquellos donde el acceso a la educación es un privilegio y cuya cultura es la de la calle.
La verdad es que comentarios como éstos, dichos tan alegremente y a vox populi por una supuesta representante del sexo femenino, son los que más daño hacen, los que más trabas e impedimentos ponen para que esa lacra social que es el maltrato pueda ser erradicado.