More Mochima
El vuelo del pelicano.
Tranquilidad, paz, calma y relax.
A la roca y al caucho hay pegazos moluscos aunque apenas se aprecie.
Un pelicano almorzando.
Jorge y Ligia.
En uno de estos peñeros era en le que veníamos a la playa, una de las cosas que más me gustan de Venezuela es que aún permanecen casi vírgenes y no hay forma de llegar a ellas por vía terrestre. Eso les da un encanto especial.
Me gusta mucho el ángulo de esta fotografía, a ras de marea. Le da una visión interesante.
Tomando baños de ola, como a principios de siglo en La Magdalena, claro que acá hemos cambiado de mar y de continente, pero la esencia es la misma.
Aunque no se distinga muy bien soy yo nadando.
Parece un anuncio de gafas de sol.
Aquí arrancó el atardecer y la sesión de fotos inmortalizando nuestro último día en las playas de Mochima, al menos por ahora.
Ni siquiera recuerdo de qué me estaba riendo, seguro que de alguna gracia de Jonathan.
Me gusta burda esta foto, está de calendario. Baja modesto, que sube Laura, jajajaja. Una también tiene que echarse flores de vez en cuando.
Pase, pose, pase, pose.
No os asombréis, se estaba colocando para hacer la típica foto donde agarras al sol. Cuestión de perspectivas.
Jonathan ejerciendo de fotógrafo dicharachero. El cazador cazado.
A qué te acaban de entrar ganas de zambullirte en este mar.
Atardeceres.
Aunque parezca que esté haciendo señas a su equipo de béisbol realmente está haciendo una foto a Sandy y a Gonza.
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