La tierra tira

El día 7 de enero le dedicamos a recorrer Astillero en la mañana, a Víctor le causó mucha gracia ya que acostumbrado a la Gran Caracas, dice que mi pueblo natal se recorre en 22 minutos. En la tarde visitamos Santillana del Mar, pueblo medieval por excelencia y donde se encuentran las famosas Cuevas de Altamira.

Acá está Víctor junto al cañon de uno de los barcos construidos en el Real Astillero de Guarnizo, empresa alrededor de la cual nació esta población cántabra.

Vista desde el muelle del Parque de la Cantábrica y la Iglesia de San José, patrón de Astillero. Detrás de Víctor hay una escultura en homenaje a los pescadores.

Víctor: el pensador de Rodin, en un escenario privilegiado como son la Ría de Solía y el Puente de los Ingleses.

Una autofoto en pareja. Al fondo la fábrica de madera Bedia y Cabarga, los pantalanes y las grúas de los actuales astilleros.

El Puente de los Ingleses, lugar al que el ferrocarril minero transportaba el hierro extraído de las minas de Obregón para cargarlo en los barcos.

Con el niño de mis ojos, mi balita sideral, bueno y de Barbarita que luego se me enfada, además ahora es ella quien le cuida solita. Es fotogénico, ¿verdad?

Y llegamos a Santillana del Mar, el pueblo de las tres mentiras porque ni es santa, ni es llana, ni tiene mar. Esta es su colegiata, la Colegiata de Santa Juliana a la que debe su nombre (Sant Iuliana - Santillana). Es uno de los monumentos románicos más representativos de la región y fue declarada Monumento Nacional en 1889.

Foto hecha desde la colegiata hacia el abrevadero, otro rincón típico de Santillana del Mar. Característica por sus calles empedradas, sus escudos de armas tallados en roca en las casas y su aire medieval. En la foto salimos con La Pepa, no, la constitución de 1812 no, mi madre.

Por sus calles se pueden encontrar cosas curiosas que colocan las tiendas para llamar la atención de los turistas. Como está doble que me eché, ¿a qué nos parecemos?

En un rincón de los arcos del portal del ayuntamiento encontramos este arado en el que Víctor y yo nos retratamos para la posteridad. En este mismo lugar, la Plaza Ramón y Pelayo, están situados el Parador Naciona, la Torre de Don Borja.

En esta misma plaza está la estatua al bisonte, animal representativo de las Cuevas de Altamira donde nuestros antepasados le pintaron una y otra vez.

Fachada de una casa en Santillana del Mar que más parece una cacharrería que un blacón, pero le da un toque peculiar a ese rincón de la calle.